Modas Diseño
Una boutique que arriesga
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MODAS DISEÑO es un nuevo caso dentro del Proyecto de Inguralde “Protagonistas". Personas y Empresas que aprenden y avanzan, que con sus ideas y sus proyectos contribuyen a hacer de Barakaldo una Ciudad para vivir y trabajar.
Nos remontamos a 1984 cuando Begoña, recién cumplidos los 18 años, compaginaba sus estudios con el trabajo en la tienda de ropa que había comprado su madre ese año. Desde entonces, lleva detrás del mostrador de la tienda de la que actualmente es propietaria.
Los comienzos no fueron difíciles porque Esther, la madre de Begoña, era una reconocida modista de Retuerto que diseñaba prendas para diferentes boutiques. De ahí el nombre de la tienda, Modas Diseño. Algo sencillo y muy descriptivo, dado que en sus inicios vendían ropa que su madre diseñaba y confeccionaba.
Una vez que ya empezaron a rodar, han sido más los buenos momentos que los malos. Aunque ha habido épocas peores, donde se desencadenan crisis, confiesa que en su casa han sido muy luchadoras y han ido remontando esos pequeños baches. Nunca ha tenido un momento en el que casi tire la toalla.
Traslado de local en plena pandemia
En enero de 2021, Begoña traslada su tienda a la esquina de Juntas Generales 7, donde se encuentra un local emblemático de la zona con un escaparate muy amplio. Durante muchos años, este local había estado regentado por Cristóbal, quien tenía una tienda de caballero y señora que mucha gente conocía en Barakaldo. Cuando Cristóbal se jubiló, Begoña no pudo resistir la tentación de agrandar y dinamizar su negocio.
Tenía muy claro que debía arriesgar, pues como ella manifiesta: “Me gusta probar, porque si no lo haces te estancas”.
En plena pandemia y con 54 años, decide trasladar la tienda y confiesa que ha significado para ella como empezar de cero.
Ha sido todo un riesgo y una inversión. El nuevo local no exigía una gran reforma, pero ha aprovechado el cambio para imprimirle su sello personal. Lo ha pintado, ha cambiado el suelo, ha forrado la columna con una estampa floral, ha instalado persianas eléctricas y hasta ha sustituido el mobiliario por uno a medida. El único mueble que ha dejado intacto es el mostrador porque tiene historia, ya que lo tenían en la tienda de Cristóbal desde hace más de 60 años. Le da un toque ‘vintage’ a la boutique.
Además de la reforma en el local, ha aprovechado para rediseñar su logotipo, el cual ya ha actualizado en sus redes sociales y se muestra en los letreros de la entrada a su tienda. Y ahora que el local es más amplio, también ha aumentado el catálogo de productos e incluso de proveedores nuevos.
Ingeniaría de producto: Resituarse para llegar a un público joven
Su clientela no se centra únicamente en Barakaldo, aunque sí que la mayoría es de esta localidad ya que el negocio se encuentra ubicado aquí. Pero también se enfoca en la clientela que trabaja en Barakaldo, por ejemplo, mucha gente de los hospitales de San Eloy de Cruces. Otras veces es con el boca a boca como consigue que clientas de los municipios aledaños se acerquen a su tienda.
Estas clientas están entre los 25-30 años hasta señoras mayores que les gusta vestir bien y arreglarse. Un rango bastante amplio; motivo por el cual Begoña elige personalmente la ropa que piensa que le gustará a sus clientas. Busca sobre todo que sea juvenil, con tallaje y color. Solo hay que echar un vistazo a su tienda para descubrir que le encanta que la ropa tenga mucho color. Procura moverse para que la gente no se aburra de ver siempre lo mismo y cambia de proveedores según evolucionan las tendencias.
Y no solo son las tendencias lo único que cambia en su boutique, también ofrece nuevas líneas de productos según lo demanden sus clientas. Por ejemplo, ha tenido épocas en las que solía vestir a las jóvenes de 18 años para la gala del colegio. También su especialidad han sido las bodas y comuniones. A día de hoy, que no se realizan tantas galas, ha abierto una nueva línea de productos de ropa más informal, tanto prendas para ir a la oficina como chándales para moverse por la ciudad; con el objetivo de cubrir la demanda actual del mercado.
Un trato personal por el que sus clientas siempre vuelven
Uno de los éxitos de su negocio es el trato con las clientas. Desde su humildad Begoña revela que no tiene un elemento diferenciador, pero sus clientas vuelven siempre a comprar en su tienda porque se sienten a gusto. Se esfuerza en atenderlas lo mejor que puede, como a ella le gustaría que la tratasen cuando visita otro sitio. En algunas ocasiones nos cuenta que las clientas salen contentas de la tienda con algo muy diferente a lo que venían buscando, ya que, en ese trato al cliente, también se encuentra el aconsejar y el ofrecer aquello que mejor les luzca.
Sin duda, Begoña tiene un vínculo especial con su clientela y se lo han hecho ver en este traslado de local. En cuanto abrió la tienda recibió muchas visitas, algunas para ver lo que tenía a la venta y muchas otras para saludar y darle la enhorabuena. Incluso le han llegado a dar regalos de inauguración. Confiesa que se siente agradecida y que “todos estos años detrás de un mostrador le han servido para hacer un poco de amistad con el público”.
Ella se describe como una mujer normal que disfruta con lo que hace.
Paso adelante hacia la imagen digital de su negocio
Conocedora de la importancia de la digitalización de los comercios, Begoña intenta publicar fotos en sus redes (Facebook e Instagram) cada semana. Se considera una persona metódica y detallista que no le gusta publicar cualquier cosa, y cuando lo hace quiere que quede bonito.
Este esfuerzo de fidelización con sus clientas a través de internet se aprecia con la interacción de cada una de sus publicaciones. Recibe muchos ‘me gusta’; también la comentan y comparten sus fotos. Su método de este éxito en las redes sociales, además de pensar bastante cada publicación, es la constancia. Desde hace años ha sido fiel a mantener activa su imagen digital.
Muchas de sus clientas la visitan después de ver algo que les gusta en sus redes sociales. En su caso, es una herramienta para mantener el contacto con sus clientas, también fuera de la tienda. Mostrarles nuevos productos o avisarles de nuevas temporadas con el fin de atraerlas a la tienda física, donde se encontrarán con el trato personal de Begoña.
Incluso utiliza Whatsapp para comunicarse con las clientas cuando no pueden acercarse a la tienda por ejemplo; y ha incorporado Bizum como otra forma de pago más.
Alguna vez se ha sentido algo apurada por desconocimiento con este tema de la informática y la imagen digital, pero ha recurrido a Inguralde y se la ha apoyado para buscar una solución. Tanto en forma de consulta como asistiendo a los diferentes cursos que se imparten. Sobre todo, los cursos que más le han servido, han sido los relacionados con el uso de redes sociales e internet para generar más ventas.
También participa en todas las iniciativas que se van llevando a cabo, como ‘Lagunkoia’, donde siempre ha dispuesto de una silla para que puedan sentarse aquellas personas que lo necesitasen.
Fidelizando incluso confinada en casa
Gracias a las redes sociales, Begoña siguió manteniendo la red de sus clientas fidelizadas y su escaparate online vivo durante los meses de confinamiento. No sólo siguió mostrando sus mejores prendas, sino que también informaba sobre las distintas medidas que afectaban a su negocio.
Empezó a recibir a las clientes mediante cita previa en cuanto fue posible hacerlo y se fue adaptando a todas las medidas de seguridad que se han ido implantando.
Larga trayectoria con múltiples experiencias
Le da pena cada vez que ve un letrero en alguna tienda de ‘se vende’ o ‘se alquila’. O cuando una persona se jubila y no tiene relevo. Le gusta que la calle tenga vida, que los comercios estén abiertos y haya competencia.
Pero no cree que esta crisis del comercio local sea únicamente por culpa de los grandes comercios que hay en internet. Según ella, hay un público que compra siempre en internet, pero hay otro que lo que le gusta es ir a las tiendas, probarse y tocar las cosas antes de comprarlas.
Desde ese primer local que abrió su madre cuando ella apenas había cumplido la mayoría de edad, los tiempos han ido cambiando, y ahora echa de menos esa piña que tenían entonces los comercios de la zona. Recuerda una anécdota en la que se dejaron la tienda abierta por un descuido y, al entrar un cliente, se acercó el zapatero de en frente a atenderle. Acabó vendiéndole una corbata de mujer.
Echa en falta esa cercanía, pero sigue pensando que aún hay amistad entre los comercios locales, se llevan bien y existe una colaboración entre ellos.
Última actualización: marzo 2021